Hace ya casi tres años que Google añadió la funcionalidad del videochat al correo. Al videochat le ocurre lo mismo que a la videollamada, nos da pereza utilizarla porque sabemos que nos van a ver directamente en la pantalla, y con nosotros todo lo que tenemos alrededor, esté limpio, ordenado y bonito, o no. Y además, como utilizamos la vista, además del sentido del oído, para comunicarnos, requiere de una mayor concentración en la comunicación.
Sin embargo la estamos utilizando cada vez más. Nadie puede negar que hablar directamente, y utilizar todo el potencial expresivo de nuestra cara y nuestras manos, es tener la posibilidad de realizar una reunión con un equipo TIC de la otra punta de España sin costes de desplazamiento, dietas y demás trastornos horarios. Es cierto que al principio te pone nervioso, como tantas otras cosas de la vida, pero resulta muy útil si somos capaces de vencer los prejuicios de la videoconferencia y lanzarnos a comunicarnos con otros, olvidando la herramienta, volviéndola transparente.
Recientemente se está hablado mucho de Facetime, la nueva funcionalidad que Apple le ha dado a sus famosos iPhones, con la que pretenden relanzar la videollamada en la telefonía móvil. No es más que otra muestra de avance de esta herramienta.
Pruébala. No se trata de llamar a alguien cuando sabes que está relajado en su casa y le vas a pillar en pijama, sino de probar a tener una conversación durante el día, en lugar de usar el teléfono o el correo-e. Cara a cara, pero sin desplazarte. No olvides peinarte.
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