Hay que reconocer que el ITWorldEDU de este año ha valido la pena.
Al llegar, nos encontramos en medio de la ponencia de Francesc Pedró, de Políticas Educativas de la UNESCO, que nos avisaba de que una tormenta se acerca en Educación, si no es que ha empezado ya a llover...

De toda la ponencia me gustaría destacar algunas ideas:
La necesidad tecnológica actual ya no es el equipamiento, sino la conectividad. La elección del dispositivo empieza a ser secundaria,  las políticas BYOD van llegando a las escuelas secundarias.
Se recuperan competencias TIC específicas como la programación, que se enfocan como organizadoras del pensamiento, no es tanto aprender a programar como programar para aprender.
Aparecen herramientas sencillas y gratuitas de acceso universal (ejemplos como ClassDojo, Google Classroom o Redmind) que empiezan ¡por fin! a permitirnos ser más productivos, cooperar y ganar tiempo en las microgestiones y la comunicación en el entorno del aula.
Se espera la irrupción del big data, que nos permitirá recuperar datos a gran escala, para así mejorar la toma de decisiones.
En toda esta tormenta de cambios, destacan como necesidades reales en el profesorado, la atención al alumnado con necesidades especiales, las competencias TIC para educación y las nuevas tecnologías en el lugar del trabajo.
Hay que ir transformando la formación del profesorado en coaching, acompañando a cada profesional en  un proceso personal de mejora.

Para mí, desde hace un tiempo con la mirada puesta en la realización de proyectos en equipo, y preocupado en cómo mejorar el desempeño de los equipos de trabajo, la ponencia relevante fue la de Fernando Trujillo


Fernando nos propuso un aprendizaje basado en proyectos (ABP) de base tecnológica y orientación social.
Usaremos las TIC para elaborar artefactos digitales como resultado de los proyectos y sugirió echar un vistado al Symbaloo de ABP en Infantil y Primaria.
Enriqueceremos los proyectos con socialización rica. Aquí hay tres grandes formas de hacerlo: el aprendizaje cooperativo (hacia dentro del aula), la investigación y el aprendizaje-servicio (hacia fuera del aula) y las comunidades de aprendizaje (hacia dentro-desde fuera).
"los alumnos no sólo aprenden porque el profesor les enseña, sino porque cooperan entre sí, enseñándose los unos a los otros.”(Pere Pujolás, 2004).
Un reto que tenemos a la vista, es cómo incorporar, junto al currículo, la cultura invisible del alumnado, de forma que sienta pertenencia, participe y contribuya en el entorno escolar. Son bienvenidos a la escuela los espacio de coworking, neobibliotecas y los maker spaces (lugares de invención y fabricación digital para la comunidad).
Un dato para mí demoledor, es que las claves sobre los resultados de los centros está en la variabilidad del profesorado. Hay más diferencias entre un aula y otra del mismo centro que entre comunidades autónomas. Es difícil trasladar prácticas dentro de un mismo centro. Para mejorar la "experticia colaboradora" se propone mejorar la comunicación interna y la difusión y comunicación externa;  realizar una curación de contenidos y coordinar la gestión de los proyectos.
Finalmente, nos propuso dejar de evadirnos, soñar la utopía y desarrollar estrategias para actuar en la incertidumbre. Casi nada.
En un momento de la ponencia, Fernando usó la metáfora del partido de David Perkins. De su libro El aprendizaje pleno. Os recomiendo su lectura, aunque el libro no es fácil de conseguir.

Otra de las comunicaciones que me resultaron relevantes, fue sobre la competencia digital del profesorado. Hoy en día no es defendible un profesorado incompetente en el ámbito digital. Nos llamó la atención de los esfuerzos que la administración catalana está realizado en la certificación del profesorado en este ámbito desde hace un tiempo (ACTIC) y la propuesta actual de certificar la Competencia Digital Docente. Su objetivo es que los docentes utilicen las TIC, no solo de forma instrumental, sino como recurso metodológico.
Mikel Agirregabiria, nos contó como el gobierno vasco lleva desde hace varios años, un proceso de certificación de madurez tecnológica de sus centros, para adaptarlos al entorno digital actual.

También encontramos talleres de reflexión y debate con más de 100 personas, usando una dinámica de roles y  jugando con Kahoot para dar nuestra opinión, dinamizados por Marinva
¿Quién dijo que la tecnología no nos ayuda a participar? ¿El futuro de los claustros?