La verdad es que no acabo de verle la utilidad a una PDi. Me conformo con un proyector. No sé si es por las asignaturas que imparto (Lengua y Literatura), o por las etapas en las que trabajo (ESO y Bachillerato), pero me parece un juguete demasiado caro.
Vamos por partes. Hace unos años empezaron a comprar proyectores en mi centro. Me pareció una buena idea conectar mi ordenador portátil a uno de ellos para poder enseñar a mi alumnado lo que yo podía ver en mi pequeña pantalla. En poco tiempo, desarrollé una serie de actividades que me solucionaban los problemas típicos de la pizarra de tiza. Podía, por ejemplo, trabajar un texto con la clase y luego recuperarlo fácilmente al día siguiente. O incluso podía usar colores para destacar mecanismos de cohesión textual, señalar faltas de ortografía que corregíamos entre tod@s, escribir una historia colectivamente… En definitiva, permitía tener una pizarra mejor y con memoria, porque luego todo el mundo podía acceder a la explicación en la web, con la película de la explicación incluida. Un amigo me recomendó el uso de una tableta gráfica, y me compré una (de las baratas) para poder marcar y escribir mejor que con un ratón. Aún no se había inventado el iPad.
Las actividades autocorrectivas clásicas también pasaron por el proyector y, con un empujoncito de altavoces, el alumnado empezó a salir a escribir en mi teclado o en la tableta el ejercicio que luego podían repasar en casa.
Con el tiempo creo que he mejorado mis actividades con proyector. Los deberes de redacción se archivan en el GoogleDocs y podemos corregirlos entre tod@s. O bien se pueden hacer comentarios que quedan registrados, contestarlos y marcarlos como resueltos. E incluso se lo pasan bien escribiendo cosas que luego leen en voz alta para toda la clase. Las posibilidades son enormes, puesto que permite el trabajo colaborativo y, a la vez, el seguimiento personalizado del alumnado.
Lo que me gusta más de todo es que el trabajo se hace en la misma clase, dentro de una rutina o una dinámica que no supone trasladar a todo el mundo a un aula específica. Y es barato, porque no hace falta disponer de la tecnología más cara para conseguir mis objetivos. Lo siento, pero para este viaje no he necesitado PDi en las alforjas.
Vamos por partes. Hace unos años empezaron a comprar proyectores en mi centro. Me pareció una buena idea conectar mi ordenador portátil a uno de ellos para poder enseñar a mi alumnado lo que yo podía ver en mi pequeña pantalla. En poco tiempo, desarrollé una serie de actividades que me solucionaban los problemas típicos de la pizarra de tiza. Podía, por ejemplo, trabajar un texto con la clase y luego recuperarlo fácilmente al día siguiente. O incluso podía usar colores para destacar mecanismos de cohesión textual, señalar faltas de ortografía que corregíamos entre tod@s, escribir una historia colectivamente… En definitiva, permitía tener una pizarra mejor y con memoria, porque luego todo el mundo podía acceder a la explicación en la web, con la película de la explicación incluida. Un amigo me recomendó el uso de una tableta gráfica, y me compré una (de las baratas) para poder marcar y escribir mejor que con un ratón. Aún no se había inventado el iPad.
Las actividades autocorrectivas clásicas también pasaron por el proyector y, con un empujoncito de altavoces, el alumnado empezó a salir a escribir en mi teclado o en la tableta el ejercicio que luego podían repasar en casa.
Con el tiempo creo que he mejorado mis actividades con proyector. Los deberes de redacción se archivan en el GoogleDocs y podemos corregirlos entre tod@s. O bien se pueden hacer comentarios que quedan registrados, contestarlos y marcarlos como resueltos. E incluso se lo pasan bien escribiendo cosas que luego leen en voz alta para toda la clase. Las posibilidades son enormes, puesto que permite el trabajo colaborativo y, a la vez, el seguimiento personalizado del alumnado.
Lo que me gusta más de todo es que el trabajo se hace en la misma clase, dentro de una rutina o una dinámica que no supone trasladar a todo el mundo a un aula específica. Y es barato, porque no hace falta disponer de la tecnología más cara para conseguir mis objetivos. Lo siento, pero para este viaje no he necesitado PDi en las alforjas.